miércoles, 23 de septiembre de 2009

Hombres...Hombres...Hombres

Todavía no llegaste al medio de la pista y ya te tocaron la parte de arriba, de abajo, de atrás, y como dice la canción de Andrés Calamaro, la parte de adelante. Si si, caballerosidad extrema, como en la época de mamá.
Estás bailando descontrolada y cantando a los gritos el tema que están pasando cuando te das cuenta que el cantante en cuestión es... Sergio Denis!!!!!!! Y pasa un pibe que mide 20 centímetros menos que vos y te canta "Hoy querida mía, ¡hagamos el amor con alegría!".
A vos te da pena, asíque le decís con una sonrisa: "No, gracias. No es por vos eh, es que no la conozo a Alegría, y además los tríos no me caben".
Sí, eso fue de mala. Pero... ¿y ellos qué son con nosotras en los boliches? ¿A veces no son realmente insoportables?
Hagamos un repaso de las distintas situaciones que pueden ocurrir a lo largo de la noche:
Terminó de cantar Sergio. Al fin. Largó el rock nacional. Y entonces... el insoportable, detestable, irritable grupo de 10 o 15 pendejos inadaptados que forman el famoso POGO.
Ok, está bueno saltar en masa cantando estribillos que nos gustan y nos divierten, de hecho lo he practicado mil veces en recitales. Pero... en un boliche capo? No da.
No sólo te pisaron el tobillo sino que además te rompieron la media can can!!!!
Enojada con la vida, te vas a la barra a tomarte un buen tekila que te haga olvidar tus medias dañadas.
Llegás dispuesta a adueñarte de algún trago rico alto en calorías, alto en dosis alcóholica y bajo en precio.
Pero este tipo de ofertas generan una demanda un tanto grandes, intensas e incómodas. Claro. Son las 2.59 de la madrugada. Setenta monos se matan para llegar al barman porque falta un minuto para que sean las 3.00 am, hora en la que se termina el dos por uno de daikiris, gancia y fernet con coca.
Estás con tu carterita colgando del hombro intentando llegar a la barra. En ese momento te preguntás: ¿Para qué carajo traigo esta mierda? Sí, es verdad. La podría haber dejado en el guardarropas, pero:
Opción número 1: la chica del guardarropa te miró mal, eso quiere decir que te puede robar algo de la cartera.
Opción número 2: tenés el brillito, el rimmel, el delineador y los clips para el pelo, todo adentro de la cartera, por si acaso.
Opción número 3: Pensás. ¿Me voy a gastar 8 mangos en el guardarropa si eso es lo mismo que me sale un trago? Obviamente, totalmente, lógicamente, por supuesto que... no.
Asíque te quedás entre la multitud esperando que el barman te agarre el bendito numerito y te dé tu consumición. No hay caso. Demasiada gente.
Pero en ese instante, Dios te ilumina y te manda a ese angelito que está más adelante que vos y que te dice en voz tímida: "¿Querés que te compre?"
Buenísimo, pensás vos. Me ahorré media hora de pisadas, piñas, olores raros y manchas rojas de daikiris de frutilla en toda la ropa.
Pero no. En eso escuchás un: "Dame la plata para pagar". Pero claro! Ingenua! No te va a invitar él el trago, simplemente te agilizó el trámite! Estamos en el siglo 21, no pidas demasiado.
Mientras tanto, la típica mujer detallista y observadora de esas que nunca faltan una noche de boliche, se queda hipnotizada mirándote la: camisa, remera, vestido corto, mini, tanga, top (cada vez vienen menos prejuiciosas). Pero acá no terminó todo. Después dirige sus pupilas lentamente hacia tu: jean, cartera, cinturón, esmalte de uñas, rollo flotador que te sale de costado, zapatos. Y después sí. Vuelve a hacer el mismo recorrido pero esta vez para el otro lado volviendo hacia arriba para observar tu: pelo, cara, grano de la frente que no se te tapó con ninguna de las 5 bases que te mandaste, y los 151 brillitos que tenés en la boca. Secuencia que lleva a cabo con la boca abierta durante los aproximadamente 5 minutos que le lleva analizarte, y la cual tu amiga te hace saber diciéndote: Ay boló, esa te miró de arriba a abajo pero mallllll! Se se, con la "L" bien marcada, como si la lengua se te pegara con Poxiran en la parte de atrás de tus paletas.
En eso, viene un morocho que no está moooooy bueno, pero que tiene cara de "buenito" (A esta altura no pedís más que eso, simplemente alguien "que no te cague").
Se presenta y te dice: "¿Tenés una moneda?, porque mi mamá me dijo que cuando me enamorara la llamara por teléfeno".
Whatttttttttt?!!!!!! Encima de cursi, me mangueás guita?
Indignada, seguís tu recorrido y aparece ése que está "más bueno que comer pollo con la mano" pero que en menos de 1 minuto te demostrará que el dicho "No todo es perfecto" es más que cierto y que hay otro que le encaja perfecto después de su penoso y patético speech: "Mamá haceme grande que boludo me vuelvo solo". Tal cual.
¿El speech del pibe? "Soy de San Isidro, re lejos de acá asíque vine en el coche, viste. En el de mi viejo, porque el mío lo choqué la semana pasada corriendo una picada y está en el taller. ¿Te gusta la música que están pasando? El dj es un amigo que conocí este verano en Punta del Este. Yo también toco, pero música electrónica, ¿conocés? Toco una onda house, mezclado con un poco de progre y algunos touches de trance. Yo soy RRPP asíque entro a todos lados, cualquier boliche que quieras entrar decime que yo te hago pasar gorda".
Punto número1: No me digas gorda, me acabás de conocer.
Punto número 2: No te debe aguantar ni tu vieja chabón.
Así, siguen pasando tus candidatos de la noche y vos te vas dando cuenta por qué hay tantas lesbianas en el mundo.
En fin, seguís bailando, divirtiéndote con tus amigas. Estás meneando y... ahí está, el otro desubicado.
No sé vos flaco, pero a mi me gusta que me vengan DE FRENTE en todo sentido. Asíque despegate de mi cola y vuelen de acá. Vos y tu amigo. (Cada uno puede interpretar el tipo de amigo que desee).
En ese instante llega el peor momento de la noche. "¿Yo estoy escuchando que están pasando un tema lento o ya me pegó el vodka?". No no. Es cierto. Mirás a tu alrededor y hay parejas bailando e intercambiando saliva al ritmo de "O tú o ninguna", de Luis Miguel.
Es el momento ideal para irte al baño. Pero en el trayecto, te agarran de la cintura. "¿Bailás?"
La mirás a tu amiga con cara de "Sacámelo". Él te mira y te dice "No la mires a ella, mirame a mi".
¡Perdónnn, Mussolini! ¡Yo miro lo que quiero!
Una serie de piropos te van entrando por un oído... y saliendo por el otro. Claro, el chico en cuestión no te interesa en absoluto. Entonces le soltás la mano con fuerza y ahí viene, ahí se acerca, la típica... "Pero salí de acá, gorda pedorra. ¿Quién quiere estar con vos?"
Eh... Vos, Pancho!
Es increíble cómo actúan algunos cuando no les das bola. Y lo peor de todo es que lo hacen como si nosotras nos creyéramos eso después de que nos tuvieron retenidas durante media hora, suplicándonos una y otra vez, como un disco rallado, que les demos un beso.
El sexo opuesto. Casi como otra raza.
Al final, me hubiera quedado con el enanito que me cantaba la canción de Sergio, che!

martes, 8 de septiembre de 2009

Un oasis en el Monumental



"Le dije que se apure, que estaba llegando tarde.
Me preguntó por qué. El sonido de mi celular me interrumpió y no me dejó contestarle.
-¿Dónde estás?, me dijo sin siquiera pronunciar un "hola".
-Ya llego, dije. Le corté.
Avenidas Libertador y Monroe. El punto de encuentro.
Bajé del taxi. Lo vi. Estaba de la mano de enfrente.
Luego del saludo, empezamos a caminar.
Cinco cuadras nos separaban de la cancha de River. Cuatro horas y media de aquella noche tan esperada, única.
Llegamos.
-¡Oasis, Oasis, Oasis! Miles de voces, almas, corazones. Todos a la espera de ver a una de las mejores bandas de rock británico. Oasis.
Oasis. Oasis. Oasis. Me repetía una y otra vez en la cabeza y no paraba. No paraba.
Nueve menos cinco se apagó la luz. Nueve menos cinco, me encendí yo.
Llegó el descontrol. Se fue el aire.
El campo, infinito. Como el mar. La gente, pegando con fuerza, como olas de aquel "maremoto" que no encontraba la calma y que arrasaba con furia, sin piedad.
Las gotas de mi transpiración bailaban en mi cuerpo al compás de "Rock and Roll star" e invitaban al baile a las gotas de sudor de otros, que saltaban sobre mi cabeza y se deslizaban por mi cuerpo como un chico en un tobogán.
El calor. Agobiante. Molesto. Permanente.
En un instante me di cuenta que había perdido algo más que la calma: mi amigo no estaba más al lado mío y mi voz también estaba por abandonarme.
Sonó el último tema de la noche: "I´m the Walrus", un cover de The Beatles. El público enloqueció de emoción.
Había terminado todo.
Busqué a mi amigo. Lo encontré. Estaba parado de frente al escenario ya vacío.
Tenía lágrimas en sus ojos.
Yo también."
Noel Gallagher ha anunciado que deja Oasis. El anuncio ha sido claro y lo ha hecho el viernes (28 de agosto) a través de la web oficial de la banda:
“Con algo de tristeza y gran alivio les anuncio que dejo a Oasis esta noche. La gente escribirá y dirá lo que guste, pero simplemente no podía seguir trabajando con Liam ni un día más".

La noticia más triste.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Perdona Nuestros Pecados


Volvió. Comenzó su vigésima temporada con su mejor estilo, diferente a ese popular aunque poco interesante que venía realizando. Un formato humorístico que sumergía a los espectadores en una especie de "máquina de tiempo", y los llevaba a través de la pantalla de la "caja boba" a aquel programa divertido y apto para todo público, como en algun momento fue "VideoMatch".

Regresó. Y tembló el raiting. Consiguió picos de 46 puntos logrando un récord histórico en la televisión argentina.

Sin embargo, duró poco. Es que el "Cabezón" triunfa con cada idea que se le ocurre. Y parece que cuanto menos contenido tienen, más éxito logran.

Los argentinos prefieren las tangas invisibles, los corpiños voladores y las frases que comienzan con: osea, tipo, no, nada, osea y que por lo general, terminan con: obvio, y... nada, wow!, osea.

Las peleas entre los jurados ya son un clásico. Rozan lo bizarro, son increíblemente patéticas y seguramente muy redituables para los protagonistas, quienes se prestan a papelones realmente humillantes.

De alguna manera, a través del éxito de este programa se refleja la mentalidad argentina: las muertes, los robos, la devaluación del peso, la Gripe A o el conflicto con el campo, se vuelven temas secundarios a partir del insoportable "Buenas Noches, América".

Primero fue "Bailando por un sueño", con un caño que se volvió más famoso que aquel de Juan Román Riquelme al colombiano Mario Alberto Yepes en la Copa Libertadores del 2000.

Después vino "Bailando por un sueño II", luego la tercera edición y finalmente la cuarta.

Pero cuando parecía que todo ese espectáculo repetitivo por fin llegaba a su fin, apareció la pista de hielo. "Patinando por un sueño" era ahora el nuevo "boom" de la televisión argentina. Un espectáculo con todos los chiches pero sin una pizca de cultura, sin un tema de base interesante. Sólo colas firmes y pechos protuberantes. Un tema se ve demasiado interesante para el país como para hablar de él durante toda la semana en absolutamente todos los medios.

Sin embargo, por alguna razón, Tinelli logró en estos últimos años de su trayectoria el punto máximo de popularidad, de dinero, y nada más ni nada menos que el "Martín Fierro" a Mejor Conductor este año.

Ahora arrancó "El musical de tus sueños", que es prácticamente lo mismo que el "Bailando..." pero con un par de retoques... de palabras en el título. Se trata siempre de la misma receta pero con ciertos ingredientes diferentes.

Un programa que se basa prácticamente en bailes de mujeres casi desnudas tiene cuatro veces más de raiting que un noticiero, como el caso de Telenoche, que la última semana alcanzó los 12.4 puntos.

Es simple. Marcelo Tinelli sabe lo que sociedad quiere comer, y encontró la forma de saciarle el hambre.

El problema es que esta comida... es pura chatarra.

viernes, 4 de septiembre de 2009

La última vuelta

Era blanco y de pelo largo.
¡Cuántas veces había soñado con subirme a ese caballo!
Lo vi trotar una y otra vez.
Todos los sábados mi abuelo se levantaba temprano, ponía la pava en el fuego y mientras el agua se calentaba, se iba a comprar el diario. Cuando terminaba de leer sus secciones preferidas, se sacaba el pijama, se vestía y me llevaba a las carreras.
Había un caballo en particular que me tenía atrapado. Si me preguntan quién fue el primer amor de mi vida, yo contesto sin dudar que él. Estaba enamorado, ¡y me moría por montarlo!, pero claro, era muy pequeño y mi madre no me dejaba. Quizás más adelante… Como ella me decía para consolarme cada vez que mi boca pronosticaba puchero, me faltaban “unos cuantos platos de sopa más”.
Así, pasaron los años, mi cuerpo se llenó de sopa y mis cinco dedos de una mano ya no me alcanzaron para contar mi edad. Así que le pedí un dedo prestado a la otra. Así es, ese día cumplí seis años.
Fue el 15 de mayo de 1982. Mi nono, como le decíamos en la familia, llegaba justo para apagar el fuego. El agua, burbujeante, peleaba con la tapa de la pava para lograr escaparse y estaba a punto de noquearla.
Cinco de yerba, dos de azúcar y una pizquita de café. Así era como le encantaba tomarlo. Una vez preparado, se sentó en el sillón y se colocó los anteojos. Las patillas se mantenían en sus orejas gracias a un poco de cinta adhesiva que mi abuelo había encontrado en la mesita de luz de mi papá. El viejo no largaba una moneda a menos que se estuviera muriendo alguien.
“Vamos ganando”, decía una tapa de periódico farsante y tramposa. Mi abuelo, contento, decidió dejar los mates para más tarde y salir a festejar la noticia conmigo. Se puso su boina, sus tiradores y me llevó a las carreras.
Era una rutina. Lo primero que hacíamos después de salir de la casa era ir al puestito de Julián para que mi abuelo me comprara las garrapiñadas. Y entonces sí, una vez que abría mi paquete, estábamos listos para emprender el viaje hacia la parada del 41, el colectivo que nos dejaba a una cuadra de la pista.
Como solía tardar bastante, yo me entretenía tirando garrapiñadas al aire y practicaba agarrarlas con mi lengua antes de que tocaran el piso. La mayoría de las veces fallaba, pero yo no me daba por vencido.
Todo sucedió el día de mi sexto cumpleaños.
Luego de unos cuantos minutos de viaje, llegamos al lugar.
Ahí estaba, con su cola larga y suave. Con sus ojos salvajes y sus dientes brillantes.
Cada vez que los caballos largaban la carrera, yo cruzaba mis dedos y suplicaba para que ganara él. No importaba cuál fuera el resultado, para mí siempre era él el campeón, porque era el mío. El más rápido, el más lindo, el más grande, el más colorido.
Me pertenecía. De alguna forma, dentro de mi corazón infantil e ingenuo, lo había adoptado. Y hasta le había puesto un nombre: “Nonito”.
Me senté en el piso, en ese rincón de ladrillos desde donde siempre observaba la carrera. Estaba por decirle a mi abuelo que se corriera para ver mejor la carrera, cuando de pronto me interrumpió con su voz afónica y quebradiza: “¿Estás listo para tu regalo de cumpleaños?”
No lo podía creer. ¡Estaba por correr la carrera! ¡Si, yo! ¡Con Nonito!
Me subí. Sentía como temblaban mis piernas y mis labios. Mis muelas se golpeaban como autitos chocadores.
Faltaba poco para que comenzara la carrera, faltaba poco para que comenzara a rodar mi sueño.
Le acaricié la cara, le di una palmada en el pecho y le susurré al oído que no me fallara, que corriera lo más rápido posible.
El señor de la gorra azul puso en marcha la galopada. La música comenzó a sonar.
Pasé a todos los caballos, ¡a todos! En cada vuelta que dí, siempre fui el primero. Y gané. ¡Sí, gané!
Todo sucedió muy rápidamente. Estiré mi mano lo más que pude. Mi sonrisa comenzó a dibujarse cuando sentí rozarla con mis dedos.
La música estaba por terminar, era la última vuelta.
Gané. Fui el campeón.
Levanté mi cola, estiré mi mano, y casi en el aire… le robé la sortija al señor de la gorra azul.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Candidato a Concejal en PROblemas

“Hay que quemar a las ratas del barrio”, explicó Julio Fornari, candidato macrista de Gálvez, para terminar con la inseguridad en el barrio Santo Stéfano, una villa de Santa Fé, humilde y precaria, en la que los habitantes deberían ser “incinerados” si se quiere acabar con los robos.
Según fuentes confiables, Mickey ya habría elevado una denuncia al INADI. En tanto, el Ratón Pérez expresó: “Le bajaría todos los dientes".

Un poco de humor después de una confesión muy, muy, pero MUY triste.

martes, 1 de septiembre de 2009

Y ahora resulta que no me creés.
Sí, me quedé dormida.
Las agujas del reloj atrasadas durante un tiempo infinito
adelantaron un millón de horas de golpe.
Al fin. Llegué.
Estaba tan cerca que me perdí en el aire.
Floté,
floté
y floté.
Adentro de la burbuja cuadrada,
volé por el cielo.
Transformación total.
Torbellino de emociones,
ensalada de sin razones.
Me estabas esperando
con esa aguja en tu mano derecha.
Esa que me llevó a estallar en el aire.
Y en el instante de la explosión,
mis pestañas
se separaron por completo
desnudando mis retinas.
Y de mis oidos
cayeron los auriculares del "No me importa nada".
y entonces todo cambió.
Escuché,
escuché el sonido,
y tu voz se hizo más fuerte.
Y mis ojos recordaron nuestras fotos del pasado.
Y entonces sí,
me empezó a importar.
Mi corazón,
me cantó la letra de la canción que nunca quise aprender,
letra por letra
la estudié.
Por momentos se me olvida la melodía,
pero en tus ojos,
yo te juro,
la puedo volver a recordar.
Y ahí va. Comienza a rodar de nuevo en mi cabeza
como un disco viejo
me hacés saltar.
Y ahí voy,
voy en caída libre.
No veo.
Las cintas doradas me hacen cosquillas en mis ojos
y bailan en mi pómulos.
Mis piernas patalean por inercia,
el viento me desnuda la piel.
Y no sé donde quiero aterrizar.
Fue ella,
¡ella!
finita y filosa.
Pinchó mi burbuja
y cosió tu letra inicial en la parte izquierda de mi pecho.
Me miré al espejo,
pero esta vez
de una manera diferente,
y ahí la ví.
Simplemente estaba.
Como recién tatuada,
ardiendo y lastimando.
Asíque tomé mis cosas.
Te fui a buscar,
en un segundo impulsivo y maniático,
te fui a ganar.
Toqué la puerta.
Tímida,
miedosa,
sacudí un golpe suave.
Tu respuesta ausente me puso nerviosa.
Toqué más y más y más fuerte.
Y con cada eco derramé una lágrima.
Hasta que en un golpe enfurecido,
casi animal,
abrí tu puerta.
Y el silencio dolió
más que cualquier palabra.
Te fui a ganar.
Y me tocó perder.
Entonces,
decidí cerrarla.
Porque...
tengo una buena noticia para darte,
no voy a ir a buscarte.
Sólo una pequeña cosa.
No te asombres si,
quizás,
alguna vez,
me ves espiar por tu cerradura.
Quiero ver cómo es ella
y convencerme de que no eras para mi.
No quise llegar hasta aquí.
Simplemente volé.
Despegúe en cámara lenta hacia el espacio.
Y cuando vi la luna...
estiraste tu mano con la aguja entre tus dedos.
Las esquinas de mi burbuja cuadrada
se desvanecieron en el aire.
Caí.
Rápidamente.
Y no me estabas esperando abajo.

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loca, caradura, torpe, despistada, alegre, apasionada, cabeza dura, HINCHA DE BOCA LOCO, AGUANTE LA 12 PAPÁ(jaja re cabeza la mina)fanática de la música, optimista, extrovertidísima, enérgica, suicida(menteeera che, me corté las venas 3 veces nada más, qué te pensás?) chamuyera, hiriente(con los que se lo merecen), amable(con los que no), familiera, buena onda los días comunes, mala onda los días que me viene, arriesgada, anormal, pajera mallll(hablo de fiaca no de chongos), intratable(a veces), fuerte, macanuda (ja!qué palabra graciosa), compradora compulsiva, en crisis con el sexo opuesto, delirante, nazi y recontra puta(eeeeeh, mentira), detallista, a veces muy simple, a veces demasiado complicada,sobreprotectora de la gente qe quiero, amante de la vida,amante de los perritosss(l),felizzzz, laburadora (pfff), responsable e irresponsable en un 50 y 50 %, charlatana, re gesticulosa(eso me dicen), ah y qe tengo colmillos grandes me dicen(qué tiene que ver, na?) Bueee qué se yo. Soy yo! Agustina! Agus, Agu o "Boluda" para los amigos, "Pelotuda" para mi hermana más chica, "Guchi" o "Piruli" para la más grande y "Un caso especial" para mi ex novio. Gracias por pasar :)